Eterna soledad

Ahora les presento un excelente escrito, con el cual quedé conmovido la primera vez que lo leí, allá a fines del 2007. A mi entender, una verdadera maravilla, pero creo que más palabras de mi parte sobrarían. Mejor disfrutenlo por ustedes mismos.

Saludos!




Eterna soledad

Me desperté de un profundo sueño, el colchón de la cama era un tanto dura... Me dolía infernalmente la cabeza, me sentía algo mareado... Me senté, levanté la cabeza, y vi el lavamanos en frente, y la luz que me llegaba tan solamente estaba rayado simétricamente muchas veces.
¿Qué hago en la cárcel? Me dolía profundamente la cabeza, ¿Qué hago acá? Ni recuerdo porqué estoy acá, no recuerdo nada de mi vida que me lleve a esto... Me hervía la cabeza, demasiado me dolía. Miré mi horrenda, abandonada y mugrienta habitación, y me acerqué a los barrotes, y pregunté al guardia que estaba ahí: -Señor, ¿qué hago aquí?- El guardia me miró, no parecía serle nada familiar, lógicamente me miró con cara poca amistosa, pero nada agresivo: -Estás preso por delinquir duramente, ¿no recuerdas nada?- Yo quedé pensativo, -No, para nada-
El guardia hizo una mueca de gracia: -No debiste tomar alcohol.-
-¿Eh?, ¿Pero... pero que hice?- Ese tono no me había gustado, como si realmente algo malo hubiese pasado... Pero el guardia negó a responderme.
¿Qué había hecho? ¡Arrgh!, me duele profundamente la cabeza, no puedo pensar mucho, pero animé a preguntar:
-¿Cuánto tiempo llevó acá preso?- Le pregunté, en verdad no tenía idea de que hacía acá... Ni cuando entré, sólo se que me siento mal, muy mal... -Acabas de entrar hace unas horas nomás ¿Ya lo olvidaste?-
-Sí, no sé que hago acá... Pero no doy más.- Posiblemente estaría solamente un día, policías como éstos tal vez exageran algunas cosas sobre la ley y el castigo... Pero me dolía profundamente la cabeza... No quería estar acá, ¿Porqué estoy acá? No entiendo nada... ¡No puedo pensar! Duele demasiado, era mejor que me tirara a dormir... Estaba deprimido, cansado. Y me hundí nuevamente sobre el colchón... Esperando despertar para irme de aquel lugar...

Me levanté, mi cabeza era pesada como el plomo, y hervía como un volcán, sentía las venas pulsar la sangre caliente en mi cabeza. Recordaba la última vez que me tiré a dormir, parece que hubiera pasado una eternidad, como sí hubiese salteado una gran parte del tiempo que estuve ahí, como si hubiese perdido una gran parte de mi vida...
-¿Cuánto tiempo pasó ya?.- Le pregunté un tanto amargamente. El tiempo no pasa más, estaba muy cansado, ya todo era un hastío que rondaba por mi cabeza. Me miró lentamente, se entristeció duramente, y en voz mas baja dijo: -Pero.. ¿No te acordás de nada? ¡Apenas llevás la segunda noche acá!-
-¿¡Qué!?
¡¡Noo!! Esto no podía ser posible, ¿Sólo la segunda noche acá? ¿¡Y una segunda noche!? Mi cabeza... Argh... Me vuelvo loco... ¡¡Por favor!! ¡Esto no puede ser real! Ya comenzaba a desesperarme... Mi cabeza dolía demasiado, ¿cuántas veces iba a tener que aguantar esta amarga eternidad en la cárcel?.- Largué algunas lágrimas, la verdad no entendía absolutamente nada de nada, me tiré a la cama, dejando caer el pesadísimo cuerpo, la cabeza ya debía apoyarla suavemente sobre el desaliñado almohadón áspero, era la mejor sensación, no podía sacudir ni golpear mi cabeza... Parecía tener una fiebre terrible... ¿Cuánto tiempo voy a estar acá? Y lloraba en silencio, incesantemente... Y mis párpados se cansaban... Finalmente se rindieron ante el sueño, lo necesitaba...

Desperté nuevamente, un poco más aliviado que antes... Pero tenía demasiado calor, esta ropa parece que la hubiera usado siempre... Llegó el guardia, y me dijo: -Vinieron tus visitas- Eso me alegró, al menos no me sentía tan sólo... Le pregunté cuánto tiempo había pasado en la cárcel, simplemente respondió secamente: -4 meses pasaron-
Uoooh... El tiempo había pasado rápido, ¿Pero que hago 4 meses acá?, igual un poco me alegré, algo de positivismo tenía que llevar conmigo, aunque el guardia fuera tan poco amable.
Me condujeron por los pasillos, y me senté... Había un vidrio con algunos pequeños agujeros, que me separaban del otro lado, dónde era un pequeño lugarcito, con una puerta en la otra pared, ubicada exactamente al medio. Cada lado de esta barrera de libertad, estaba iluminada por una lámpara del techo cada una. Se escuchó el ruido de la manija de la puerta, y entraron Mamá y Papá, -¡¡Má!! ¡¡Pá!!- Cómo los extrañaba, tanto los quería, me alegró... -¿Cómo están?-
-Estamos bien, hijo- Decía mi madre, aunque con pocas ganas y alegría...
-¿Y los demás, vienen?-
Mi madre me miró duramente, asustada de cómo si algo terrible fuera a ocurrir por ello...
-¿Eh? ¿Ya empezamos otra vez? ¿Porqué siempre olvidás las cosas? Tus hermanos y hermanas ya no vienen...- Me decía Papá. Parecía indignado, preocupado y serio... No entiendo nada... Mamá parecía tristísima, eso me duele profundamente verla así... Parecía incapaz de hablar.
-N..No entiendo, realmente, no entiendo...-
Mi padre se negaba otra vez, ¿ya lo había cansado? ¿Qué hice?
-¡Hijo! ¡Tu hermana ya ni puede mirarte! ¡Tu hermano no puede cargar más con esto! ¡Sus vidas no pueden seguirlas con vos! ¡¡YA DEJARON DE VENIR!!-
¿Porqué me grita? ¿Porqué está tan enojado, indignado? Empezaba a entristecerme, era muy débil, los quiero mucho, ¿son lo único que tengo y me gritan así? La miraba a Mamá, pero también parecía dolida profundamente, y me decía constantemente: ¡Basta! ¡Basta! ¿¡Porqué hacés esto!?- Y se ahogaba en su voz, ya estaba harta... Yo ya largaba lágrimas y mi rostro decaía en humillación y decepción... ¿¿¡¡Qué está pasando!!??
-¿Pero qué hice? ¿Cuánto tiempo me queda, Papá?- Suplicaba en medio del llanto...
Sus caras parecieron sorprendidas, se miraron... Mamá no dejaba de tener la más terrible y abandonada cara de perdición, y me decía:
-¡Nene! ¿¡Qué estás diciendo!? ¿¡Todavía no te das cuenta y no aceptas lo que hiciste!?¡Estás en cadena perpetua!-
-¿¡¡Qué!!? ¿¡Cadena perpetua!? ¡¡No!! ¡¡No puede ser!!-
Gritaba en mi cabeza también, ahogaba mi voz, me negaba, era imposible, me estoy volviendo loco... No puedo más con esto, me duele la cabeza, caí en una profunda depresión y comencé a llorar duramente... ¡Esto tiene que terminar ya! ¡Ya basta! ¡Bastaaaa!
-¿¡Al menos me van a seguir visitando!?-

El silencio se adueñó repentinamente del siniestro lugar... Esas caras no las olvidaré jamás, la más profunda destrucción y desesperanza que alguna vez llegó a mi corazón estaba dibujada en los rostros de mis padres, que quedaron congelados, algo estaba muy mal... ¿Qué está pasando? ¿Por qué no dicen nada? ¿No me van a dejar de visitar, no? Mi madre solamente me miró, comenzó a mover la cabeza, negándose de algo... Comenzó a largar lágrimas, a llorar desconsoladamente y se tapaba la cara, y se alejó quedándose al lado de la puerta...
Mi padre mantuvo la calma, su cara estaba totalmente rota de decepción y tristeza... Y me dijo en voz calma, suavemente:
-Hijo, es lo que venimos a decirte...- Hablaba muy lentamente, y cerraba los ojos y bajaba la cabeza para tomar fuerza a decir sus palabras.-Ya ves a tu madre, ya ves a tu familia... No vamos a poder venir a visitarte más, no podemos cargar con tu culpa, estás destruyendo nuestra familia-
-¿¡Qué!? ¡No, Papá! ¡No! ¡No!- Comencé a llorar duramente como un niño, la última gota de esperanza que había en mí había desaparecido totalmente, un vacío profundo invadía mi corazón, casi me dolía físicamente. Me pegaba al vidrio desoladamente, y mi padre me miró fijamente a los ojos, soltó las lágrimas que tanto tiempo parecían guardarse en sus ojos, y rodaron rápidamente por su mejillas... –Hijo, hubiese querido que las cosas fueran distintas- Se comenzó a levantar, se dio vuelta yéndose... ¡No podía estar ocurriendo esto! ¡¡Noooooo!!
-¡No! ¡Papá! ¡Mamá! ¡¡Papáa!! ¡No me abandonen! ¡¡No me abandonen!! ¡¡Noo!!- Gritaba con todas mis fuerzas, mi voz ahogada y mis llantos hacían inentendible todo para mí... ¡Estaban desapareciendo por la puerta! ¡Mis propios padres! ¡¡Nooo!! Caí sobre la pared en el piso... ¡¡Basta!! ¡Bastaa! ¡No puede pasar esto! ¿¡Qué hice yo!? ¡¡No hice nada!! El corazón se me destruía, lloraba todo el caudal que me permitían mis ojos, caí en una profunda depresión, ¡Estaba sólo! ¡Sólo! ¿¿¡¡Por qué!!?? ¿¿¡Por qué!?? Mi voz se ahogaba, y repetía constantemente “¿Porqué?” “¿Qué hice?” La soledad me asolaba, la peor condena ya había llegado...
Y tirado en el suelo comenzaron a moverme del hombro, ¡Levantate! ¡Levantate! Abrí los ojos... Era de día, mis ojos y mis mejillas estaban húmedas, estaba en mi cama, y Papá al lado mío sentado. –¿Qué te pasa? ¿Tuviste una pesadilla?- Mi corazón volvió a llenarse de regocijo, sonreí duramente, como jamás pude haberlo hecho en mi vida... Me cayó una lágrima más, pero era de alegría y amor puro, todo lo que temía haber perdido volvió a mí en un instante. Papá me miraba con algo de asombro... Reaccionó tranquilamente, -Bueno, a levantarse que hay que ir al colegio... Acá te dejo el desayuno.-
-Gracias...- Se paró de la cama, lo miré, y lo llamé:
-Pá...-
-¿Sí?-
-Te quiero...-
Me dio una hermosa sonrisa, nunca recordé que fuera tan linda y cariñosa...
-Yo también, hijo.-



Fin.
Escrito anónimo

1 comentario:

GoldSthep dijo...

Estuvo maravillosa Vann Dak sinceramente te felicito de verdad que me conmovio realmente.Muchas Gracias por este maravilloso relato.